Su vida
Martin Luther King nació el 15 de Enero de 1929 en Atlanta, capital de Georgia, uno de los Estados sureños tradicionalmente más racistas. Su padre fue pastor de la Iglesia Bautista Negra y su madre era maestra.
En 1951 se doctoró en Teología a la vez que seguía estudios de Filosofía. En estos años de formación estuvo muy influido por Gandhi, quien le proporcionó con su vida una estrategia práctica para desarrollar los principios del amor cristiano mediante la no-violencia. Contrajo matrimonio con Coretta Scott en 1953, con quien tuvo cuatro hijos.
A partir de 1956 se fue apartando lentamente de la tarea pastoral entendida en sentido estricto para asumir plenamente las responsabilidades del movimiento de la no-violencia que había crecido en sus manos, en la lucha de los derechos civiles de los negros. Esta lucha llegó a provocar manifestaciones de miles de personas por toda América y le llevó, a su vez, a ser agredido y encarcelado más de una vez. El día 4 de Abril de 1968 (Jueves Santo) recibió un disparo que atravesó su cuello y le provocó la muerte una hora después en el hospital St. Joseph.
Su pensamiento
En 1951 se doctoró en Teología a la vez que seguía estudios de Filosofía. En estos años de formación estuvo muy influido por Gandhi, quien le proporcionó con su vida una estrategia práctica para desarrollar los principios del amor cristiano mediante la no-violencia. Contrajo matrimonio con Coretta Scott en 1953, con quien tuvo cuatro hijos.
A partir de 1956 se fue apartando lentamente de la tarea pastoral entendida en sentido estricto para asumir plenamente las responsabilidades del movimiento de la no-violencia que había crecido en sus manos, en la lucha de los derechos civiles de los negros. Esta lucha llegó a provocar manifestaciones de miles de personas por toda América y le llevó, a su vez, a ser agredido y encarcelado más de una vez.
Su pensamiento
- “Yo os digo que aún cuando nos enfrentemos a las dificultades de hoy y de mañana, albergo todavía un sueño. Es un sueño que se halla profundamente enraizado en el suelo americano. Yo albergo el sueño de que, un día toda la nación se pondrá en pie y vivirá el verdadero significado de su credo: sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas y que todos los hombres son iguales. Yo albergo el sueño de que, un día, en las rojas montañas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, podrán sentarse juntos a la mesa de la hermandad. Yo albergo el sueño de que, un día, incluso en el Estado de Misisipi, un Estado abrasado de injusticias, abrasado por el calor de la opresión, se transformará en un oasis de libertad y de justicia.”
- No tendré dinero que dejar tras de mí, pero si quiero dejar tras de mí una vida de compromiso.
- Si puedo ayudar a alguien durante mi paso por la vida, entonces mi vida no habrá sido en vano.
- Diremos a los enemigos más rencorosos: Haced lo que queráis y continuaremos amándoos.
- Ninguna mentira puede vivir eternamente. Nuestro Dios está en marcha.
- Todo ser humano debe ser respetado porque es digno del amor de Dios.
- La dignidad de un individuo no se manifiesta por la medida de su inteligencia, su origen racial o su posición social.
En clave personalista y comunitaria
Martin Luther King supo responder al clamor de los oprimidos de su tiempo, atacando la injusticia que los aplastaba a través de un método nada usual: la no-violencia. Hoy, gracias a su esfuerzo y al de muchos otros que acompañaron el movimiento solidario contra el racismo, el mundo goza de mejor salud en lo que a discriminación racial se refiere, aunque el camino todavía esté a medio recorrer. En memoria de Luther King y de todos aquellos que han dado su vida por la justicia, es decir, por los hombres, debemos anular todo impulso racista o xenófobo, mientras mostramos con nuestra vida (hay que pensar con las manos, decía Mounier) que el mundo que soñamos ya está llegando, ya está entre nosotros.
Martin Luther King supo responder al clamor de los oprimidos de su tiempo, atacando la injusticia que los aplastaba a través de un método nada usual: la no-violencia. Hoy, gracias a su esfuerzo y al de muchos otros que acompañaron el movimiento solidario contra el racismo, el mundo goza de mejor salud en lo que a discriminación racial se refiere, aunque el camino todavía esté a medio recorrer. En memoria de Luther King y de todos aquellos que han dado su vida por la justicia, es decir, por los hombres, debemos anular todo impulso racista o xenófobo, mientras mostramos con nuestra vida (hay que pensar con las manos, decía Mounier) que el mundo que soñamos ya está llegando, ya está entre nosotros.